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Me dedico a escribir cuando me apetece, a veces sobre cuestiones sociales que intento ligar a mi vida deportiva o me dedico a hacer crónicas sobre mis carreras.

viernes, 3 de marzo de 2017

Diversión Vs Humillación en el deporte escolar

Donde debemos situar la línea que separa la diversión de mis jugadores y la humillación de los jugadores del otro equipo.


Hace días me encontré perplejo al ver como dos entrenadores de un partido que se disputaba antes que el mío discutían, si no llega a ser por el árbitro quizá llegan a las manos. Este no es el ejemplo que debemos darle a nuestros niños, tengamos razón o no, debemos mantener la compostura por respeto hacia ellos y aclarar las cosas lejos de su presencia.

Como entrenadores que somos, para los niños somos una referencia importante en sus vidas por ello debemos cuidar nuestras actitudes ya que ellos pueden reflejar nuestras acciones. Nos encontraremos ante injusticias y faltas de ética por parte de otros profesionales de nuestro ámbito pero en todo momento debemos pensar que queremos enseñarles a nuestros niños y que actitudes debemos rechazar. Debemos tener claro nuestros valores y mantenernos firmes en los momentos más tensos y difíciles.

La situación fue la siguiente, por lo que yo pude entender el equipo visitante llego a humillar al equipo local, la diferencia entre los dos equipos parecía bastante grande y el equipo visitante no dudo en divertirse a costa del otro equipo. Al parecer el entrenador del equipo visitante insistía a sus jugadores en que no dejaran respirar al otro equipo para seguir marcando y marcando. El entrenador local no dudo en reprochar la actitud que había tenido el otro entrenador al humillar a su equipo y se negó a darle la mano.

Pues bien, como entrenador que soy considero bastante humillante aprovecharnos de los rivales con menos experiencia que nosotros o que no tienen el mismo rodaje que puede tener el otro equipo, en estas edades un niño con unas capacidades innatas puede marcar la diferencia en el terreno de juego. No creo necesario tener que abusar o burlarse del otro equipo, siempre encontraremos a alguien mejor y a nadie le hace gracia que nos marquen 20 goles en un partido.

Los niños en cierta manera no lo viven bien, se sienten desbordados, saben que no tienen nada que hacer y no tienen la capacidad de reacción adecuada para asimilar la cantidad de goles que están recibiendo. No dejar jugar al equipo contrario supone una desmotivación, el partido deja de ser divertido para ellos y se vuelve una carga innecesaria. Se puede perder un partido pasándolo bien y aprendiendo de los errores cometidos, pero ante los abusos del equipo contrario no dejando tan siquiera que el otro equipo juegue con el balón el partido acaba siendo aburrido y desmotiva a los niños.

Creo que el altercado se fue de las manos, no discrepo en dar la razón al entrenador local pero las cosas se podían a ver hablado en un lugar apartado de la mirada de los niños. El entrenador local solo quería defender a su equipo, cosa que hizo bien pero no podemos quejarnos de la humillación que hemos recibido por la falta de empatía y respeto del entrenador visitante y negar la mano delante de nuestros niños ya que ellos el día de mañana cuando pierdan, podrán hacer lo mismo excusándose en la actitud que había tomado su entrenador al perder contra el otro equipo.

No podemos negar a nuestros jugadores que se diviertan pero no a costa de otros, debemos hacerles entender que un día ese equipo podemos ser nosotros y que tampoco nos gustaría que se rieran de nosotros. Es trabajo de los entrenadores que los niños interpreten en todo momento donde esta la linea que separa la diversión propia de la humillación del otro equipo.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Ser entrenador es algo mas que enseñar a chutar un balón.

¿Los niños son competitivos por naturaleza? ¿Es buena la rivalidad que se crea cuando compiten? 

La rivalidad es sana siempre que el niño no sobrepase los limites, no debemos dejar que el niño falte al respeto al rival, árbitro o a sus compañeros. La mayoría de veces el niño transmite en el campo lo que ve en casa o lo que el entrenador por error le esta transmitiendo.

Por mi experiencia como entrenador en el fútbol escolar he podido aprender que la competición es buena siempre que esta reglada y tenga un fin. Entrenamos a los chavales para que mejoren y en la competición ponen en práctica los conocimientos que van adquiriendo a lo largo de los entrenamientos, su motivación es poder jugar el partido el fin de semana.

La rivalidad se vuelve mala cuando ganar está por encima de la educación y el respeto al entorno que lo envuelve. Se puede ser competitivo sin llegar a faltar el respeto al rival, al árbitro o a tus propios compañeros, esta conducta no se debe pasar por alto. Es importante entender que no tan solo somos entrenadores sino que también somos educadores y debemos enseñar al niño a respetar y a valorar. Hay que enseñarles a perder pero sobretodo a saber ganar.

NO a todos los niños les gusta ganar, debemos darnos cuenta y diferenciar aquellos niños que están apuntados porque les gusta y quieren aprender y los que están porque sus padres quieren que practique algún deporte. No debemos exigir lo mismo a todos, algunos vemos que por sus cualidades se desenvuelven bien y otros en cambio por muchos que les guste y pongan empeño les cuesta más que a otros. Tenemos que intentar crear un grupo compacto, en el que todos aprendan y se lo pasen bien, hay que respetar a los que siempre quieran ganar pero también debemos entender aquellos que vienen a divertirse. 

He podido ver como en ligas escolares padres increpaban a los rivales, insultaban a los árbitros y se faltaban el respeto entre ellos, tenemos que educar a los niños desde el ejemplo, si los niños lo ven de sus mayores para ellos hacerlo será la cosa más normal. Muchas veces los niños son sometidos a la presión de algunos padres que no se dan cuenta lo mucho que están perjudicando a sus hijos/as con sus actitudes.

No olvidemos que los que juegan son los niños. Dejemos que disfruten.

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