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Me dedico a escribir cuando me apetece, a veces sobre cuestiones sociales que intento ligar a mi vida deportiva o me dedico a hacer crónicas sobre mis carreras.

viernes, 13 de mayo de 2016

Entrenador-educador

Llegamos a mediados de Mayo y eso implica que la liga escolar esta apunto de finalizar, apenas queda un partido para acabar la temporada y toca sentarse a analizar como ha ido el año.

Llevo más de un equipo y eso implica valorar si el trabajo que he hecho con cada uno de ellos ha sido el esperado, no puedo trabajar lo mismo en ambos equipos ya que cada equipo tiene diferentes realidades y cada uno de los niños que lo forman necesita unas atenciones distintas. Me he encontrados con dos equipos totalmente distintos, uno de los equipos estaba bastante cohesionado, se respiraba un buen ambiente porque los chavales  venían sobretodo a pasárselo bien y estar con sus amigos.

En cambio con el otro equipo me he tenido que centrar en trabajar la cohesión de grupo, la aceptación, el respeto  por los compañeros y me he dedicado a construir un buen ambiente dejando de lado el fútbol en el que se divirtieran.

Estos problemas han venido por la competitividad de algunos de los chicos, no les gusta perder y ganar lo es todo para ellos. En cambio al resto del equipo si les gusta ganar pero se lo toman de otra manera más relajada, les interesa más pasárselo bien y aprender.

Me considero un entrenador competitivo y vivo mucho los partidos, me gusta ganar igual que a la mayoría de los niños pero sobretodo me gusta que ellos hagan autorreflexión de cómo ha ido. Durante todo el año me he esforzado en que valoren el equipo, que se sintieran parte de el y que estuvieran a gusto. Más que enseñarles a jugar al fútbol me he centrado en enseñarles el valor del esfuerzo, de saber que todos juntos forman un equipo y si mis compañeros se esfuerzan en hacerlo bien yo también he de responderles.

He querido enseñarles a saber ganar mostrando siempre la humildad al otro equipo y que ellos mismo analizaran si han ganado porque realmente lo merecían o han ganado sin esfuerzo alguno. Me gusta que ellos mismos valoren su propio esfuerzo, que se den cuenta sobre lo que podrían mejorar y los errores hayan cometido durante el partido. Al principio no dudaban en echar las culpas de una manera despectiva y muchas veces atacando sin valorar si realmente ellos mismos lo habían hecho todo bien.
Resultado de imagen de equipo
A final de temporada he conseguido que ellos mismo sean asertivos y hablaran las cosas de buenas maneras. Muchas son las veces que me tuve que enfadar con ellos cuando en medio de un partido empezaran a echarse las culpas de los goles que les marcaban hasta que en un partido en el que recibieron muchos goles y el ambiente que se respiraba en el equipo no era bueno, en la media parte les hice sentar en el suelo. Mis palabras fueron las siguientes, “si volvéis a echar la culpa a otro compañero chillándole en medio del partido cojo y me voy”. Todos cometieron errores, no hay ninguno que no cometiera un fallo pero es más fácil culpar a los demás. Entiendo que estuvieran frustrados por no dejar de encajar goles pero la cosa no iba a mejorar con la actitud que estaban teniendo. Les expliqué que iban a ganar más jugando todos juntos en equipo y animándose entre ellos que no haciendo cada uno su partido, intentando marcar goles por su cuenta...  
En el descanso íbamos 0-9, cuando entraron al campo al empezar la segunda parte cambiaron todos el chip, empezaron a jugar todos juntos y al final quedamos 4-12.

El resultado la verdad me daba bastante igual, solo quiero resaltar que jugando juntos consiguieron marcar 4 goles, cosa que yo al principio no esperaba. Me conformaba con que se respetaran entre ellos, me daba igual que les marcara 20 goles, lo que me interesaba es que aprendieran a perder en equipo y que aunque cometieran fallos fueran capaces de animarse.


De este modo considero que este año me he centrado en enseñar los valores de pertenecer a un equipo, de mostrar respeto a los compañeros y los rivales, que ante todo lo que deben hacer es disfrutar. No he dejado de lado el fútbol, pero más que formar a jugadores he creído más correcto formar a buenas personas.


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